Los directores
El toque de los creativos. En sus inicios, todo era puramente artesanal y el director era al mismo tiempo creador, dramaturgo, escenógrafo, decorador y actor. Sin escenario ni técnicas teatrales, el espectáculo se desarrollaba con total libertad, dejando espacio a la improvisación. Más tarde, con el tiempo, la figura se estructuró en torno a la dirección escénica y el director pasó a centrarse en la interpretación, la escenografía y el vestuario, puliendo los movimientos, el montaje de las escenas y la linealidad espacio-temporal de la narración. En la actualidad, el papel del director es más maduro y complejo, ya que requiere habilidades técnicas y estéticas pero, sobre todo, la mirada original de quien debe preservar la vocación más auténtica del espectáculo, es decir, la participación de la comunidad y el diálogo con el lugar.